Información útil sobre las necesidades de perros y gatos con condiciones de salud sensibles a la nutrición.
Trastornos hepáticos
La Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales define la hepatitis crónica como una combinación de inflamación, muerte de células hepáticas, fibrosis y regeneración.1 La mayoría de los casos de hepatitis crónica canina son idiopáticos, aunque la hepatitis crónica también puede producirse como consecuencia de una infección o de toxinas/medicamentos (especialmente la acumulación excesiva de cobre en el hígado y medicamentos como el fenobarbital) o puede ser inmunomediada.2 Las razas predispuestas son el Bedlington terrier, el labrador retriever, el cocker spaniel inglés y el americano, y el doberman pinscher.2
Dado que el hígado funciona como órgano metabólico central del cuerpo, la hepatitis crónica puede alterar el metabolismo de las proteínas, los lípidos, los carbohidratos, las vitaminas y los minerales, dando lugar a diversos grados de desnutrición. Las mascotas suelen presentar síntomas poco específicos, como letargo, náuseas, vómitos o diarrea. En particular, los síntomas gastrointestinales pueden disminuir el apetito, lo que contribuye a la desnutrición.3
El apoyo nutricional tiene un papel clave en el tratamiento de la hepatitis crónica. Además de satisfacer las necesidades nutricionales individuales del perro, la dieta puede ayudar a reducir la inflamación y la fibrosis, a la vez que favorece la regeneración hepática.4
“Con frecuencia, las mascotas con hepatitis crónica necesitan un apoyo nutricional específico mediante una dieta más rica en proteínas para ayudarlas a mantener la condición corporal y muscular ideal. También es posible que tengamos que probar algunas tácticas para animar a tu mascota a comer”.