Los prebióticos son carbohidratos nutricionales no digeribles, como la fibra y el almidón resistente que sirven como “alimento” para las bacterias intestinales beneficiosas1.
La definición formal de un prebiótico es “un ingrediente fermentado de forma selectiva que permite cambios específicos, en la composición o en la actividad de la microbiota gastrointestinal que confiere beneficios en el bienestar y la salud del portador”2. El objetivo final de la suplementación con prebióticos es mejorar la microbiota intestinal; sin embargo, los prebióticos tienen efectos beneficiosos propios, lo que incluye mejorar la salud del intestino en sí.
Valcheva, et al., 2016
Todos los prebióticos conocidos son carbohidratos fermentables y no digeribles. Los prebióticos permiten cambios específicos, en la composición o en la actividad de la microbiota intestinal, que otorgan beneficios al bienestar y la salud del portador.
Para ser considerado un prebiótico, un ingrediente alimenticio debe realizar lo siguiente:
Purina utiliza inulina purificada, aleurona de trigo y raíz de achicoria como prebióticos.
La inulina se extrae de la raíz de la achicoria mediante un proceso con agua caliente y, luego de un procesamiento adicional, se forma la oligofructosa. También se pueden encontrar concentraciones naturalmente altas de inulina en el ajo, la cebolla, las alcachofas y los puerros.
La aleurona de trigo se encuentra como la capa única de células entre el salvado y el endospermo del grano de trigo.
Los perros y gatos carecen de las enzimas necesarias para descomponer los enlaces químicos de los ingredientes prebióticos como la inulina y la oligofructosa. Sin embargo, la microbiota en el colon de las mascotas tiene la capacidad de romper estos enlaces mediante la fermentación. Esto produce ácidos grasos de cadena corta (AGCC) como butirato, propionato y acetato, que reducen el pH intestinal.
Este pH reducido es responsable de muchos de los efectos beneficiosos de los prebióticos para la salud. El ambiente ácido es desfavorable para el crecimiento de bacterias patógenas y también mejora la absorción de los minerales de los alimentos que comen las mascotas. Además, en este ambiente ácido, el amoníaco potencialmente dañino de la digestión de proteínas se convierte en iones de amonio que se excretan de forma inmediata en lugar de ser absorbido para la desintoxicación en el hígado y, luego, excretado en la orina como urea. Esto podría desempeñar una función útil en las mascotas con una función hepática o renal insuficiente3–5.
Los AGCC también tienen efectos beneficiosos directos sobre las células del intestino:
Purina ha publicado numerosos estudios sobre la achicoria y sus efectos beneficiosos sobre la composición de la microbiota fecal, la calidad fecal y la salud digestiva9–14.
En un estudio de 9 años, el 77 % de los gatos alimentados con prebióticos de achicoria mostraron un aumento de bifidobacterias y lactobacilos (tipos de bacterias beneficiosas) o disminuciones de Clostridium perfringens (bacterias potencialmente patógenas)15. En el mismo estudio, los gatos que recibieron una mezcla específica de nutrientes que incluía un prebiótico vivían un promedio de 1 año más que los gatos alimentados con una dieta de control.
Con miras al futuro, los prebióticos se pueden utilizar como una herramienta para crear una composición más controlada o ideal de la microbiota intestinal, que podría correlacionarse con condiciones fisiológicas específicas para mejorar la salud de las mascotas.
1. Valcheva, R. y Dieleman, L. A. (2016). Prebiotics: Definition and protective mechanisms. Best Practice & Research Clinical Gastroenterology, 30, 27–37.
2. Roberfroid, M. (2007). Prebiotics: The concept revisited. Journal of Nutrition, 173(3) Suppl. 2, 830S–837S.
3. Pinna, C. y Biagi, G. (2014). The utilization of prebiotics and synbiotics in dogs. Italian Journal of Animal Science, 13, 169–178.
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10. Patil, A. R., Carrion, P. A. y Holmes, A. K. (2001). Effect of chicory supplementation on fecal microflora of cats. Federation of American Societies for Experimental Biology Journal, 15(4), A288.
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14. Czarnecki-Maulden, G. L. y Russell, T. J. (2000b). Effect of diet type on fecal microflora in dogs. Federation of American Societies for Experimental Biology Journal, 14(4), A488.
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