Información útil sobre las necesidades de perros y gatos con condiciones de salud nutricionalmente sensibles.
Trastornos pancreáticos
La hiperlipidemia canina es una afección clínica importante asociada con un amplio rango de afecciones de salud. La hiperlipidemia es un aumento de la concentración de triglicéridos (hipertrigliceridemia), colesterol (hipercolesterolemia) o ambos en la sangre. Puede ser fisiológica (p. ej., posprandial) o patológica (p. ej., hiperlipidemia en ayunas persistente), que se puede clasificar en hiperlipidemia primaria o secundaria.
La hiperlipidemia secundaria es la forma patológica más común en perros1,2 y a menudo es el resultado de una afección endocrina, como hipotiroidismo, diabetes mellitus o hiperadrenocorticismo.2 Los perros con hiperlipidemia secundaria generalmente exhiben signos clínicos asociados con el trastorno primario. Otras causas de hiperlipidemia secundaria en perros que se ha informado o se cree incluyen obesidad, pancreatitis, dietas muy altas en grasas (> 50%), enfermedad hepática colestásica, nefropatía con pérdida de proteínas, administración de medicamentos (p. ej., glucocorticoides o fenobarbital) y otras.2─4
La hiperlipidemia primaria en perros es más común en ciertas razas, lo que incluye los schnauzers miniatura, los pastores de Shetland y los beagles, pero puede ocurrir en cualquier perro. Los perros con hiperlipidemia primaria pueden ser asintomáticos durante períodos prolongados, según el tipo y la severidad de la hiperlipidemia. Sin embargo, en algunos casos, se pueden desarrollar enfermedades secundarias. Las posibles consecuencias de la hiperlipidemia persistente pueden incluir pancreatitis, aterosclerosis (si el colesterol plasmático es > 750 mg/dl [19.4 mmol/L]), trastornos oculares y convulsiones.2,3
La modificación de la dieta cumple una función clave en el cuidado de los perros con hiperlipidemia. El objetivo de la intervención nutricional es reducir los niveles de lípidos en la sangre para reducir el riesgo de complicaciones y, al mismo tiempo, proporcionar una dieta nutricionalmente completa y equilibrada que cumpla con los requisitos nutricionales del perro.
La lipemia, un suero o plasma de aspecto lechoso, turbio o visible, es el resultado de la hipertrigliceridemia moderada y severa, pero no de la hipercolesterolemia ni de la hipertrigliceridemia leve.2
El primer paso para cuidar de un perro con hiperlipidemia es determinar si los niveles anormales de lípidos son el resultado de una comida reciente o un trastorno primario o secundario.1,5 La hiperlipidemia posprandial es transitoria y generalmente se resuelve de 7 a 12 horas después de la comida, según el contenido de grasa de la dieta.1,3 El análisis de laboratorio de las concentraciones de lípidos en sangre se realiza idealmente después de que el perro haya estado en ayunas durante 12 horas.
La hiperlipidemia secundaria generalmente se resuelve después del tratamiento satisfactorio del trastorno subyacente (p. ej., diabetes mellitus, hipotiroidismo o hiperadrenocorticismo).1 Sin embargo, la modificación de la dieta puede ser un tratamiento complementario efectivo, especialmente para la hipertrigliceridemia. Se recomienda una dieta nutricionalmente equilibrada con bajo contenido en grasas.1,3,6
Una dieta baja en grasas (<4 g/100 kcal EM) puede ser el único tratamiento necesario para reducir la concentración sérica de triglicéridos en algunos perros con hiperlipidemia primaria. En el caso de los perros que no responden a una dieta baja en grasas, se puede probar una dieta muy baja en grasas (1 a 1.2 g/100 kcal EM) o se puede iniciar un tratamiento médico. Es probable que estos perros necesiten de por vida una dieta baja en grasas o muy baja en grasas para ayudar a normalizar los lípidos en la sangre.
El objetivo del tratamiento recomendado es mantener la concentración sérica de triglicéridos en ayunas por debajo de 500 mg/dl (< 5.5 mmol/L).1,2 Aunque el manejo terapéutico de la hipercolesterolemia puede ser menos importante desde el punto de vista clínico que la hipertrigliceridemia, se debe considerar que el tratamiento de la hipercolesterolemia severa (al menos con cuidado terapéutico alimenticio) disminuye el riesgo de enfermedades secundarias.2
El aumento de la fibra dietética soluble puede disminuir las concentraciones de colesterol sérico o de triglicéridos cuando se agrega a una dieta baja en grasas.7 a 11
Se ha demostrado que la suplementación con aceite de pescado rico en ácidos grasos omega 3 reduce las concentraciones de triglicéridos y colesterol en perros con hiperlipidemia primaria12 y en perros sanos.13 Los hallazgos sugieren que se podría probar un suplemento de ácidos grasos omega 3 o aceite de pescado como complemento de una dieta baja en grasas.2
Las dosis de ácidos grasos omega 3 utilizadas en los estudios variaron. Se ha logrado una disminución de la hiperlipidemia con dosis de aproximadamente 730 mg de ácidos grasos omega 3 una vez al día,12 200 a 300 mg/kg de peso corporal cada 24 horas,2 o 120 × peso corporalkg0.75 al día.14
Solo se deben ofrecer golosinas bajas en grasas; de lo contrario, se deben evitar por completo los dulces y los restos de comida de las personas.
“Los triglicéridos séricos de tu perro [o el colesterol sérico] son mucho más altos que el rango normal para los perros. Estos resultados se pueden deber a una afección de salud subyacente, como un desequilibrio en las hormonas relacionadas con el metabolismo. También es posible que no podamos determinar una causa para el aumento de los lípidos en sangre. Recomiendo que hagamos algunos diagnósticos adicionales y que [nombre del perro] comience una dieta baja en grasas para ayudar a reducir los triglicéridos".
Este breve formulario de evaluación del historial de dieta es un documento práctico y fácil de usar que puede ayudar a los clientes a proporcionar información importante sobre la dieta de su mascota.
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